Message from Fr. Rolando Cabrera
Querida familia de la Inmaculada:
Feliz Navidad! Una vez más los ángeles nos anuncian la buena noticia que llena de alegría a todos los pueblos: “En la ciudad de David, nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2,11). La Navidad es un tiempo que nos remite a los valores fundamentales de nuestra fe. Es un tiempo que nos invita a reflexionar sobre el amor que Dios tiene por cada uno de nosotros, un amor tan inmenso que envió a su único Hijo a habitar entre nosotros. Este acto de amor divino nos anima a abrir nuestros corazones unos a los otros, fomentando un espíritu de compasión y comprensión dentro de nuestras familias.
La humildad del nacimiento de Jesús en un sencillo pesebre nos enseña la belleza de la sencillez y la importancia de la humildad en nuestras vidas. En un mundo a menudo lleno de distracciones y búsquedas materiales, abracemos los humildes comienzos de nuestro Salvador como un recordatorio para buscar las verdaderas riquezas de la vida: la fe, la familia, el amor y la amistad.
Esta temporada también renueva nuestra esperanza. El nacimiento de Cristo es el amanecer de la salvación, una luz que atraviesa las tinieblas. No importan los desafíos que enfrentemos, la buena nueva de la Navidad nos asegura que el plan de Dios es de esperanza y redención.
Por ultimo, al reflexionar sobre la llegada del Príncipe de la Paz, somos llamados a ser instrumentos de paz en nuestras propias vidas y para aquellos que nos rodean. Esforcémonos por resolver conflictos, extender el perdón y construir puentes de armonía dondequiera que vayamos.
Que el Niño Jesús encuentre una cuna acogedora en nuestros corazones, que nos inspire a vivir estos valores con renovado vigor. Mientras intercambiamos regalos y compartimos comidas, compartamos también el amor, la humildad, la esperanza y la paz que nos trae Cristo. Deseándoles a ustedes y a sus seres queridos una bendita Navidad llena de alegría, serenidad y la calidez del amor de Dios, los bendigo con todo mi afecto.
Dios los bendiga a todos!
P. Rolando